Buenas,

En el hilo de patrones armónicos hice un comentario sobre el tema de este hilo que abro ahora.

Como que no conozco bien el foro, dejé el comentario allí, pero me parece evidente que no es el mejor sitio.

Os dejo el cometario por aquí.

Valoro positivamente vuestras opiniones.

Saludos.


No creo que sea este un artículo al uso sobre mercados. Primero por que invita al lector a tomarlo y modificarlo para introducir nuevos temas o bien modificar los que no sean de su agrado y a volverlo a difundir. Segundo porque, al buscar la genealogía de los mismos, intenta indagar en la historia humana rasgos que puedan explicar cómo actúan los mercados y cómo podemos entenderlos para operar en ellos. Por favor, no creáis que se aborda el tema de forma pretenciosa, se hace desde la humilde condición del que emite opiniones.


Dos son las tesis para la mencionada aproximación genealógica: naturaleza y cultura.


Es conocido por todos que muchas herramientas ampliamente utilizadas en los mercados se basan en las series de Fibonacci. También que éstas describen múltiples procesos naturales, como son por ejemplo el ciclo reproductor de los conejos, la disposición de las hojas de ciertos árboles, etc. De la misma manera que hablamos de Fibonacci, podríamos hablar de ciclos, ondas, patrones, fractales, velas. Si constatamos que estas técnicas de análisis de los mercados tienen un porcentaje de eficiencia mayores que la de un análisis puramente aleatorio de los mismos, la pregunta que se nos ocurre inmediatamente después es: ¿Cómo es esto posible? ¿de dónde deriva este proceder, esta lógica?


Una respuesta sencilla es: también los humanos somos naturaleza, y ella se manifiesta en nuestras acciones. Otra posible respuesta es que miles y miles de años de vivir “en natura� de interaccionar con ella a través del más minúsculo acto vital nos ha llevado a caracterizarla y, digamos, entenderla. Nuestro cerebro y estructuras cognitivas han co-evolucionado con nuestro entorno y, en este convivir, hemos captado algunas de sus formas, de sus patrones. ¿Cómo reconocemos de qué planta nos podemos alimentar y de qué otra no? Sin duda por la forma de las hojas, los tallos, las flores, los olores, los sabores. Aunque pocos urbanitas somos capaces de reconocer actualmente la mayoría de las plantas, seguimos mirando nuestro mundo a través de patrones y nuestra cultura está impregnada de ellos. Los llevamos escritos en nuestro ADN . Pienso que es tan poderosa esta ley que no sólo se manifiesta en los humanos si no en cualquier forma de vida consciente. Un elefante también reconoce las plantas que no le intoxicarán por patrones. Un grupo de primates se relaciona en base a patrones de conducta. Los patrones son los elementos cognitivos que nos posibilitan interaccionar con nuestro medio. Pero es que además, en tanto que los tenemos íntimamente interiorizados, los proyectamos en nuestras acciones (mercados en el caso que nos ocupa).


Así, si nos contentamos con la explicación anterior, ¿ya tenemos el santo grial de los mercados? Me temo que sólo tenemos una aproximación, ya que los aspectos culturales son importantes, además, pertenecemos a una cultura dominadora que se ha impuesto a muchas otras y, a veces, atendiendo a los desequilibrios que sabe causar en el entorno, uno puede llegar a preguntarse si es capaz incluso de negar a la propia naturaleza. Los mercados actuales son fundamentalmente una creación que mana de la cultura occidental y, si acaso, con influencias asiáticas. Centrémonos en general en la cultura occidental y en las grandes culturas asiáticas, tales como la japonesa o incluso la china. Encontraremos en ellas una voluntad de dominar, imperial, jerárquica resumiría yo este impulso en una palabra: absolutismo. No en vano, una de las etapas de la historia occidental se denominó así.


Aquí podríamos echar mano de la teoría Freudiana del psicoanálisis y diríamos que, si los patrones cognitivos se habrían interiorizado de tal manera que serían una parte de aquello primero de nuestra personalidad, casi como un instinto, la cultura es aquella parte que reprime, que genera malestar, que no nos deja manifestarnos como desearíamos. Si Freud habló de “malestar en la cultura�, nosotros deberíamos hablar de “malestar en los mercados�, pues el absolutismo, la voluntad de poder de una élite va a impedir que nos manifestemos en los mercados de manera, digamos, espontánea.


¿Quiere decir eso que ya podemos deshacernos de nuestra hipótesis del conocimiento de las acciones humanas, en concreto de los mercados, a través de patrones? No del todo. Recuerdo un argumento elaborado alrededor del concepto de biomimesis (imitación de la naturaleza) que venía a decir algo así: lo humano está abocado a imitar la naturaleza. Una y otra vez se demuestra que “lo artificial� (convengamos en que lo artificial es aquello que acaece de la mano de lo humano, aunque el humano mismo sea naturaleza) no funciona excepto si se esfuerza a imitar la naturaleza. Desde mi punto de vista es lógico. Pongamos un ejemplo. Supongamos una ecuación compleja que sólo pueda ser resuelta por supercomputación. Esa ecuación no debería tener más de cinco o seis variables para poder ser resuelta. En cualquier caso, y sin entrar en el detalle de si las variables son cinco o diez, esto es ridículo para los experimentos que realiza la naturaleza. En un milisegundo pone en juego tantos factores que ni la historia misma de la humanidad puede llegar a pensar en abordarlos. La cultura o la capacidad de la creación humana está una infinidad de órdenes de magnitud por detrás de lo que nos proporciona la naturaleza. Es por eso que para entender algo necesitamos encerrarlo en laboratorios, necesitamos eliminar la complejidad que no podemos entender, simplificar. Pero a fuerza de simplificar, me temo que acabamos no entendiendo nada. Heisenberg nos lo advirtió a través del principio de incertidumbre, la teoría del caos afirma simplemente que los fenómenos no son predecibles y, por poner otro ejemplo, el físico Fitjof capra (Fritjof Capra - Wikipedia, la enciclopedia libre) nos advierte en su libro el “tao de la física� que algunos ámbitos de la física moderna empiezan a comprender ahora que tras tantos años de ciencia se está llegando a conclusiones semejantes a las que sostenían culturas como la taoísta hace milenios.


Así que, amigos, no está todo perdido. El absolutismo y la voluntad de poder en los mercado está omnipresente y cada vez es más férrea. Pero si los humanos se enfrentaron con éxito hace ya muchos milenios a lo verdaderamente complejo. Si los elefantes y los primates lo hacen también. ¿Por qué ahora nosotros no tendríamos que hacerlo con los mercados? Bien, se me ocurre un motivo por el cual no podemos sobrevivir en los mercados: la individualización, el estar perdiendo la capacidad de cooperar para conocer. Algo que ha estado omnipresente en todas las culturas se está perdiendo y, con ello, nuestra capacidad para enfrentarnos a cuestiones complejas, excepto que, como los magnates de los mercados, dispongamos del capital suficiente como para poner a “cooperar� gente a cambio de dinero. Hace mucho que el poder está en manos de unos pocos, cada vez más esto es cierto en el ámbito del conocimiento.


Concluyendo: en mi modesta opinión, nos expresamos en sociedad según patrones ancestrales. Esto es cierto también para los mercados. Sin embargo, no debemos olvidar que vivimos una cultura y una época marcadamente absolutistas y que la ambición de control es extrema entre los grandes actores del mercado. Leyes, normas, información, estructuras, en definitiva, mercados, están configurados a su interés. Pero siguen siendo naturaleza. Además, el conocimiento, compartido, ha llevado a la vida consciente a superar retos que ellos nunca han imaginado.


Los patrones siempre han existido en nuestras vidas, y existirán incluso si no queremos, pues no sabemos cómo evitarlos. Sin embargo, muestro mayor escepticismo con todo lo que son herramientas cuantitativas (indicadores y otros) pues estos si que son productos culturales cuya complejidad está al alcance de manipulación, lo cual no quiere decir que no nos dejen espacio para actuar. Se me ocurre, por ejemplo, que estrategias como las de market profile y price action están muy bien pensadas, pero, ¿por qué están al nuestro alcance? ¿nos llegan todos los datos o nos llegan sesgados?
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