Nuestro objetivo como traders del mercado de divisas consiste en comprar o vender en un par de divisas con la perspectiva de que su valor aumente o disminuya con el paso del tiempo, y luego cerrar la posición recogiendo los beneficios. En resumen, adquirirlo a un precio y venderlo a otro mejor.
Vamos a ver un ejemplo de como sería este proceso:
Imagina que hoy son las calendas de Ianuarius (si eres demasiado joven para haber vivido en el imperio romano, entonces te diremos que estamos hablando del 1 de enero), y que hoy un euro de cambia a 1.3000 dólares. Y un trader amigo nuestro, Jesús, que es muy intuitivo, y tras un gran análisis técnico, y que tiene 130 dólares en su bolsillo, llega a la conclusión de que el euro se va a apreciar. En ese momento decide comprar 100 euros con dólares con la esperanza de que con el paso del tiempo su valor aumente. Si ha comprado 100 euros entonces ha tenido que pagar con sus 130 dólares (100×1.3000 = 130).
Entonces el día 31 de enero resulta que no solo se va a acabar el mes, sino que además el EURUSD cotiza en 1.5000, o lo que es lo mismo, un euro vale 1.5000 dólares. En este punto Jesús, que ya no tiene 130 dólares sino que tiene 100 euros, decide «cerrar su posición», es decir, volver a comprar la divisa anterior, dólares, pero lo hace con euros más caros, por lo que en lugar de recibir 130 dólares, recibirá nada menos 150 dólares (100×1.5000 = 150):
Claro que no todo es un mundo de mariposas, y las pérdidas se producen en la misma dirección si Jesús se hubiera equivocado:
¿Tengo que arriesgar 1.000 Euros en cada ocasión para tener una ganancia normalita? No me puedo permitir tal cosa que no desayuno oro con platino.
Por suerte alguien en algún lugar inventó el apalancamiento que nos permite mover grandes cantidades de dinero poniendo un mínimo depósito, pero esta será otra historia que veremos más adelante.